En estos días que celebramos a las niñas y los niños pienso en esa etapa de nuestras vidas. Reconozco que quizás no toda/os recordamos momentos alegres de nuestra infancia, pero me atrevo a decir que la mayoría percibimos esa etapa feliz, alegre y sobre todo llena de sueños por cumplir, es allí hacía donde quiero centrar mi reflexión.
Cuando somos niña/os imaginamos, soñamos, y esa capacidad, que es inherente a nuestra naturaleza humana, nos permite también, aterrizar y concretar esos sueños, para convertirlos en realidad en las siguientes etapas de vida.
Cuando pienso en la mujer que soñaba convertirme en aquellos tiernos años de mi primera infancia, no es muy lejana aquella imagen a la que soy ahora, porque siempre, desde pequeña, tuve claro que tenía una misión, y poco a poco fui descubriendo las actividades que llenaban mis días de emoción y me hacían despertar cada mañana feliz.
Ciertamente la vida no tiene una carretera directa al lugar al cual anhelamos llegar cuando seamos mayores; Hay subidas y bajadas, vueltas y camino pedregoso, pero también atraviesa por valles, llanos, y campos hermosos, mucho depende de las personas que nos rodeamos, pero sobre todo de nuestros propios pensamientos, que nos llevan a lograr lo que queremos o nos hacen ver las cosas más difíciles de lo que en realidad son.
Enseñar a nuestras niñas y niños desde pequeños a pensar ¿qué quieren ser de grandes? Les ayudará a tener presente esa pregunta y si bien, no todas las personas terminamos dedicándonos a lo que soñábamos cuando éramos pequeños, este tipo de cuestionamientos les hará visualizar como se quisieran ver en un futuro.
Pensando en nuestros emprendimientos y negocios, muchos de ellos nacieron precisamente de una idea, primero fue el sueño en nuestra mente, imaginamos el espacio, los productos, los servicios, las necesidades que resolveríamos o las soluciones prácticas que representarían para nuestros clientes, todo ocurre en ese mundo invisible, interno y después toma forma, color, se materializa.
Algo que coinciden muchos expertos cuando hablamos de la revolución tecnológica que ya está presente en nuestras vida, es que lo que nos va a diferenciar a los humanos de los robots o maquinas que puedan automatizar procesos ó nuestro trabajo, será la capacidad de análisis, síntesis, y me atrevo a decir la capacidad para soñar y crear.
Así que no permitamos que nuestra niña/o interior se haga grande y deje de soñar, no tengamos miedo a las opiniones externas, las grandes personalidades que han aprovechado su genialidad para crear e innovar en los diversos campos de la vida empresarial, profesional, de negocios u otras áreas; son aquellos que no han dejado dormir la espontaneidad, el espíritu investigador y las ganas de hacer experimentos con las ideas que imaginan y sueñan como lo hacían cuando eran niña/os.
¡Feliz día de la niña/o!
Lucy Pérez