Hasta antes de tener a mi primer hijo todas mis actividades personales, familiares y laborales eran planificadas con gran minuciosidad, recuerdo que llegué a tomar varios cursos acerca del manejo del tiempo, de la agenda y descubrí varios métodos para planificar mi vida,
Todo fluía relativamente bien, salvo que un imprevisto surgiera, pero sentía que tenía el control absoluto de lo que pasaba en mi vida, mantenía esa sensación, hasta que nació mi primer hijo.
En mi obsesión por optimizar los tiempos y actividades había adquirido una palm, quizás ni las recuerdes, eran unas agendas electrónicas en donde podías poner tareas, alarmas, y llevar tu día a día.
Todo iba relativamente bien, hasta que nació mi hijo y empecé a poner alarmas para los horarios en los que debía darle de comer, para mi sorpresa, eso era algo que, por supuesto no podía controlar, y bueno fue cuando me di cuenta de que no siempre y en todas las áreas de nuestra vida, podemos mantener todo bajo control.
Ese ejemplo simple me ha enseñado que, aunque es muy importante definir nuestra visión y tener claridad del lugar al cual deseamos llegar, las metas que queremos cumplir en nuestra vida, sin embargo, en algunas ocasiones no todo lo que planeamos se cumple tal cual, al pie de la letra, a veces al trazar un camino, nos damos cuenta de que no resulta como lo habíamos deseado.
A lo largo de nuestra vida siempre vamos a tener retos y momentos no previstos, pero será nuestra resiliencia y capacidad para interpretar esas situaciones la que nos ayudará a sacar lo mejor de ellas.
Te comparto algunas cosas que me han ayudado a afrontar los cambios de planes:
- Vivir en el presente; yo misma muchas veces te he compartido la importancia de tener una visión de largo plazo, aun que a ciencia cierta todo es predecible, así que, aunque tengas planes y metas, aprende a saborear el día a día, dar a cada día su propio afán.
- Fluye; aprende a soltar las expectativas que tienes de los demás, de tu trabajo o negocio, dejar fluir nos permite ser más receptivos a los cambios de planes, a veces te puedes sorprender positivamente.
- Acepta; Solo tú tienes el poder de elegir, si algo no era lo que esperabas, puedes decidir lamentarlo o tomar el aprendizaje y darle la vuelta.
Reza un dicho popular “cuéntale los tus planes a Dios” en sentido de que en ocasiones una cosa es lo que queremos que pase y otra lo que sucede, así que te invito a ser paciente y recibir con serenidad los cambios bruscos o repentinos que no te esperabas y tomes de ello la lección que te quedará para tu vida.