Marzo es un mes intenso y lleno de emociones para las mujeres, pues además de pronunciamientos y discursos, es una oportunidad para conocer el avance que hemos tenido en los diversos campos de la vida cotidiana.
En esta ocasión más allá de abordar el origen del día internacional de la mujer, y de todos los actos conmemorativos que sin lugar a dudas tienen grandes significados, quiero compartir algo que he acabado de vivir al terminar un taller con mujeres emprendedoras, y es la gran magia que se produce cuando nos sentimos parte de un grupo, nos hermanamos, nos sentimos acompañadas y apoyadas entres nosotras.
Conectar con más de 200 mujeres de diversas ciudades, es una experiencia maravillosa, cada una tiene un contexto, una forma de ver y percibir la vida, pero todas ellas tienen algo en común. Están emprendiendo, y cuando uso este término, no solo me refiero a iniciar un negocio, están invirtiendo en su desarrollo personal por lo tanto en ellas mismas.
Cada vez que tengo una oportunidad como esta, no dejo de maravillarme de la tecnología que nos puede conectar aun a miles de kilómetros, pero algo que me sigue impactando, es esa capacidad de vibrar de emoción aun a pesar de que solo nos vemos a través de una pantalla.
Me entusiasma poder percibir ese brillo en sus ojos, descubrir un nevo conocimiento o desentrañar de sus propias vivencias tanta sabiduría acumulada que no sabían que poseían, sentir cómo saborean cada minuto de la charla y cómo se comparten y brindan sus experiencias entre sí, es algo que me llevo en mi corazón cada vez las tengo frente a mí.
Cada nueva oportunidad de estar con ellas es diferente, cada grupo es único e irradia una energía distinta, sin importar que no nos podamos ver, aun en la distancia nos sentimos cercanas y nos hermanan las mismas inquietudes y necesidades que al compartirlas nos hacen sentirnos acompañadas y fuertes.
Cada una representa una historia, una familia, muchos sueños e ilusiones, sin importar la edad, o el momento en el cual cada una vive, han dado un paso importante, se han atrevido a salir de su zona de confort y están dándole la vuelta a la situación actual poniéndose en acción y tomando el control de sus vidas.
Sí, para muchas de ellas, quizás ha habido días difíciles pero han podido superar cada obstáculo, y hoy al haber estado en esta sesión están dándose un sí a la oportunidad, al aprendizaje, a nuevas experiencias y están atreviéndose, quizá a desafiar incluso hasta a su propio compañero de vida o familiares, pero me da gusto ver que pudieron más sus ganas de salir adelante, que todas aquellas frases que quizá escucharon como.. ¿Para qué tomas un curso más?, ¿No te va a servir?, etc..
Hoy de cara a este marzo que nos cuestiona si la lucha de las mujeres ha valido la pena, cuando miro todas esas caritas sonrientes y motivadas a conquistar sus anhelos, la respuesta contundente es sí. Por que esas madres, hijas, amigas, que nos han abierto camino nos han demostrado que aunque el camino no siempre sea fácil, vale la pena intentarlo.
Esa energía femenina que vi hoy, es esa que transforma vidas, que hace que la avena se convierta en tortillas, o el betabel en botanas, hace que haya jabones de esencias naturales y pasta de dientes de carbón.
Se encuentra enclavada en el comercio local y mercaditos, en nuestras vecinas y mujeres cercanas, y lo que produce es hermoso, pues hace que su economía mejore, que sus ingresos sean parte importante para el sustento al hogar, pero lo mejor han transformado su vida y de quienes las rodean.
No puedo menos que felicitar su esfuerzo y augurarles éxito en sus emprendimientos, que todo lo que crean, lo hagan realidad como un impulso para ser mejores personas y que jamás olviden como empezaron y hasta donde llegaron, que sean un motivo de inspiración y referente para quienes aun no han dado el paso de tomar su vida en sus manos.
Si a tu lado encuentras mujeres como las que hoy te he compartido, ábreles el paso, recomiéndalas y consume sus productos, reconócelas, cada una libra una batalla, pero no se ha dado por vencida, que cada una de ellas toque tu corazón y que su ejemplo te llene de esperanza.
Lucy Pérez
