Parecería trillado o tal vez pueda sonar cursi, pero no es así, hoy quiero reflexionar contigo acerca de todo lo que una amiga/o aporta a nuestras vidas, siempre he creído en la sinceridad de las personas, y si bien a veces me he llevado alguna que otra desilusión, siempre apostaré por consolidar las relaciones de las personas que dan valor y aportan a mi vida.
Mi papá, (Don Trino) para quienes lo conocieron, era un alma libre, un ser humano sinigual, lo mismo hablaba con poderosos que con personas sencillas, tenía un corazón bueno lleno de nobleza, ese don de gentes que poseía le abría un sinfín de puertas y le llenaba de gran alegría saber que había a su alrededor personas que le apreciaban, aunque también en ocasiones hubo quien se aprovechó de ese corazón sincero que solo buscaba agradar a quienes le rodeaban.
Desde niña gracias a él, descubrí que las personas debemos rodearnos de amiga/os, quizás a lo largo de nuestras vidas, irán y vendrán personas, pero a veces aunque pasen los años y haya distancia de por medio, jamás olvidaremos a la/os amiga/os que han formado parte de nosotra/os.
Desde la etapa escolar, la juventud y con mayor razón, cuando nos convertimos en adultos, los verdaderos amigos son un grandioso tesoro, con ella/os podemos recorrer lugares maravillosos, explorar montañas, cruzar mares, podemos reírnos a carcajadas o llorar amargamente.
Cuando nos hemos encontrado en esta grandiosa aventura de la vida con esas maravillosas personas a quienes hemos elegido, como familia, nuestras cargas son más ligeras y nuestro camino más agradable, podemos disfrutar de cosas simples que hasta pueden parecer bobas, y también darle seriedad y formalidad a momentos que así lo requieran.
Vienen a mi mente tantos recuerdos, gracias a Dios he sido bendecida con hermosas personas que han estado allí cuando más les he necesitado, como olvidar entre esas hermosas amistades a mis prima/os con quienes he compartido tanta dicha.
A veces he escuchado también que hay que tener cuidado a quien le abrimos las puertas de nuestro corazón y sí, todas las personas hemos experimentado situaciones en las que otros seres humanos tal vez no han sido del todo sincera/os con nosotra/os, quiénes tal vez por un mal entendido cariño, sintieron envidia, o nos juzgaron, nos hirieron y hasta nos hicieron quedar mal con otras personas, más sin embargo aun quienes no supieron corresponder a nuestro cariño, llegaron a nuestra vidas para enseñarnos algo.
Yo le apuesto a la idea de que existen amistades sinceras, con quienes también nos podemos equivocar y a quienes a veces también de manera involuntaria podemos haber lastimado, por eso siempre será importante mantener un diálogo abierto, decir lo que nos gusta y lo que no, lo que nos incomoda o no nos hace sentir bien.
Fortalecer la amistad es un trabajo de todos los días, que nos invita a tener empatía y mantener siempre una buena comunicación, entender cuando es preciso tomar un poco de distancia y cuando debemos estar junto a nuestra amiga/o, perdonar los malos ratos y valorar por encima de nuestras humanas diferencias lo que nos enriquece y nos une.
Desde este espacio te animo a que hagas un recuento de esas personas que han estado allí cuando más necesitaste una mano, cuando estuviste feliz, cuando compartiste la alegría o cuando el dolor era insuperable. Gracias a quienes tomaron tu mano para levantarte, en quienes te apoyaste para no derrumbarte, gracias a quienes te han hecho sentir momentos de gozo y plenitud y perdón a aquellos que aun involuntariamente no has sabido comprender.
Cierra tus ojos y mentalmente ve trayendo a ti a esas personas que han estado en cada etapa de tu vida, quienes ya han partido dedicarles un pensamiento y una oración de gratitud, y a quienes aún viven envíales un mensaje agradeciendo eso que han hecho por ti y jamás olvides el inmenso valor que es tener amiga/os.
