Mucho se ha escrito acerca de la manera cómo podemos aprovechar nuestras mañanas, existen libros, clubes, y grupos de apoyo para generar en comunidad esas actividades que nos aportan herramientas y conocimientos para iniciar un nuevo día.
Podría decir que he intentado algunas de las propuestas que autores y coaches nos invitan a realizar, sin embargo me he dado cuenta de que cada quien podemos adaptar esas sugerencias y aplicar nuestro propio estilo.
No estoy segura de que romper con el estricto orden que han establecido impida obtener buenos resultados, así que primero he entendido mi propia dinámica personal y he puesto en práctica algunas cosas que me han estado ayudando a mejorar mi enfoque y tener buenos resultados.
Tal vez es bueno ser flexibles y adaptar a nuestro estado de vida simplemente aquellos elementos que nos den esa experiencia de mejoría personal y desarrollar hábitos que de acuerdo a nuestros horarios y roles nos permitan sentirnos felices y agradecida/os de las actividades personales y profesionales que realizamos.
Hoy te comparto algunas de las actividades que he implementado, desapegándome del resultado y disfrutándolas, no por cumplir con un horario o estándares definidos, sino buscando contactar en consciencia con mi ser interior, te invito a experimentarlo pues cuando trabajamos desde adentro, permitimos proyectar afuera el potencial que ahí poseemos cada una/o de nosotra/os.
Antes de dormir, procuro cenar ligero, revisar las actividades del día siguiente, y dejar en orden todo aquello que necesitaré para iniciar el día. Escucho una meditación que me permite agradecer y relajarme para disponerme a dormir; Eso hace que mi sueño sea reparador.
Aunque pongo el despertador me doy cuenta de que mi propio reloj interno me despierta al amanecer, abro mis ojos, me levanto, estiro mi cuerpo y realizó varias respiraciones que me permiten tomar consciencia de el nuevo día.
Escucho una meditación, pongo música clásica y escribo todas las cosas que se vienen a mi mente por las cuales estoy agradecida, leo el capítulo de un libro y cerrando mis ojos visualizo un día grandioso y maravilloso.
Tomo un baño de agua tibia, y mientras estoy en la regadera escucho algún audio de superación personal, canciones motivadoras o aprovecho para hacer oración y encomendar mi día a Dios.
Seguramente me dirás… ¿Y a qué hora te ejercitas?, pues se muy bien que el ejercicio es parte de todas esas actividades recomendadas antes de las ocho de la mañana, más mientras el frío continúe o inicie muy temprano con mis actividades laborales, prefiero después de comer hacer una pausa, y después tomar una caminata al aire libre, que disfruto mucho admirando la naturaleza, mirando al cielo y escuchando el canto de las aves. El ejercicio me llena de endorfinas y me hace sentir feliz, más lo que más disfruto es tomar ese tiempo como una nueva oportunidad para estar conmigo, para orar, o simplemente para aprovechar esa adrenalina para recrear en mi mente proyectos nuevos o soluciones que no se me hubieran ocurrido si no corto la rutina y sigo enfrascada en querer resolverlo todo.
Creme he sentido un gran gozo y paz interior al realizar estas actividades, ¿Tú qué prácticas realizas? Seguramente todo aquello que implementes para tu bien rendirá frutos y te traerá muy buenos resultados, haz la prueba y déjate sorprender.