Lucy Pérez
02/07/2021

A mi amiga que se ha ido

Al escribir este blog, pensaba en todas esas personas que se han ido sin haberles podido decir todo…

Al escribir este blog, pensaba en todas esas personas que se han ido sin haberles podido decir todo lo que significaban para nosotra/os, hoy quizás te extrañe que no hablaré de negocios, desarrollo personal o cómo tener éxito, porque quiero dedicar este especio a una persona muy especial en mi vida de quien no pude despedirme en persona, y hoy al hacerlo en estas líneas, te invito a recordar, agradecer y despedirte de todas aquellas personas que han sido muy importantes para ti y se fueron, como mi amiga sin poder decirle todo lo que significaba para mí.

La conocí hace más de treinta y cinco años, junto a una gran familia, con quienes desde entonces nos hemos hermanado. La recuerdo siempre emprendedora, dedicada, con un gran espíritu de superación, siempre fuerte, valiente, al pie del cañón, era un pilar importante en el negocio familiar, quienes tienen la dicha de ser sus clientes, recordarán los deliciosos fruit cake en navidad, la capirotada en semana santa, pero más aún, la calidez con la que siempre atendía a todas las personas.

Me gustaba llegar por las mañas y preguntarle que había hecho de desayunar ese día para sus colaboradores y a veces me colaba a probar las delicias que cocinaba. Pero no solo eso, esos breves minutos en los que despachaba lo que iba a llevar de su tienda, teníamos amenas charlas. Era casi terapéutico hablar con ella, siempre tenía un buen consejo, estaba dispuesta a ayudarte con una recomendación de algún profesional que te resolviera desde situaciones personales o de salud, hasta problemas en el mantenimiento de tu casa; pero sobre todo, cada platica era un bálsamo espiritual, una mujer de fe, de oración de misa diaria, no podría dejarte ir sin compartirte una anécdota, alguna cita del Papa, o alguna intención de orar por alguna problemática que atravesamos en nuestro país.

Solo tengo palabras de gratitud, ella me maquilló el día de mi boda, llegó muy temprano a mi casa, preparó parte del ajuar que llevaría y con gran esmero y cariño me acompaño en ese momento tan importante. Para mis hijos era su tía, desde pequeños cuando llegábamos a su tienda platicaba también con ellos, a mi mamá le enviaba a menudo dulces de obsequio y siempre buenos deseos para nuestra familia.

El día que me enteré de su partida fue un gran impacto, ¿Cómo iba a ser llegar a su negocio y no verla más? No volver a escuchar su voz, sus consejos, las recetas de cocina, reírnos y despedirnos pensando que allí estaría cada vez que fuera a surtir mi despensa. Pero no, hoy al volver ya no estaba presente, quería abrazar a sus hermanos y decirles tanto que la admiro y quiero, pero era imposible poder hacerlo, por guardar la sana distancia, y evitar palabras que removieran todo el dolor que aun hay en cada uno, pero al cruzarse nuestras miradas y tratar de evitar las lagrimas, todos sabíamos que la extrañamos, que ha sido dolorosa su partida, pero también pude ver en ellos, su absoluta entereza al hacer la voluntad de Dios y confiar en su promesa de la vida eterna.

Aunque nuestra inteligencia jamás alcance a comprender el misterio de la vida y la muerte, solo puedo decir que no tengo duda que aun que humanamente es muy difícil entender que ya no estás, sé que espiritualmente y en nuestro corazón tu luz hoy brillará por siempre, y que aunque no podremos volver a escuchar tu voz, tus palabras han quedado selladas como un gran tesoro en cada persona que tocaste. Gracias por todo tu amor, generosidad y por ser una auténtica católica comprometida. Dejaste un legado de amor y entrega en cada acción de tu vida. Un beso hasta el cielo y que la Virgen María te lleve de su mano hacía Dios. 

Lucy Pérez

Proyectos que cambian vidas

Cree y crea. Tranforma tu vida.

Conecta con cientos de mujeres emprendedoras, profesionistas y empresarias.